jueves, 20 de noviembre de 2014

Enseñar a estudiar


El aprendizaje de un buen método de estudio es fundamental  a la hora de sacar el máximo rendimiento del tiempo invertido.

A veces, pedimos a nuestros hijos que estén horas y horas frente a su tarea, cuando en realidad no están aprovechando la mitad del tiempo, o bien por falta de concentración, o por una mala planificación u organización del material. Por ello, el aprendizaje ya desde pequeños de un buen método de aprendizaje nos ahorrará muchos problemas en fases más avanzadas de su educación.

Existen métodos generales, las llamadas técnicas de estudio  tan en auge últimamente, pero debemos de contar con que cada uno tenemos nuestras tácticas que nos ayudan a estudiar y que hay a algunas personas que les sirven y a otras no, por lo tanto debemos adaptarnos a cada niño/adolescente. Por ejemplo, hay personas que son más visuales y por ello se servirán mucho de esquemas dibujos.., otras, prefieren la utilización de reglas nemotécnicas a la hora de memorizar, otros mapas conceptuales, esquemas, resúmenes…hay diversas opciones.

La organización es uno de los elementos clave a la hora de empezar a estudiar o preparar un examen. Hay que ver cuáles son las necesidades de estudio, en qué campos se tienen más problemas y cuáles son las prioridades inmediatas (exámenes semanales, deberes, trabajos…) y a partir de ahí confeccionar un horario de trabajo; si, trabajo, es bueno acostumbrar a nuestros hijos a un horario y unas rutinas con respecto al estudio para que vayan creando unos hábitos que les ayudarán a ser disciplinados y constantes.

A nivel muy general, hay que tener en cuenta los siguientes factores:

-Lugar de estudio: Que siempre sea el mismo, en silencio y sin distracciones (sin televisión, música ni ruidos)

-Tiempo: Este es un tema más controvertido. Como referencia suele decirse que un niño debe estudiar  diez minutos por curso y día (ir aumentando diez conforme avance de curso)es decir, si está en primero de primaria estudiaría diez minutos al día, si está en cuarto cuarenta, si está en tercero de la E.S.O noventa..etc. Esta se consideraría una pauta de mínimos y sería insuficiente cuando tienen dificultad en alguna materia o les falta concentración.
Tampoco podemos exigirle a nuestro hijo que estudie durante dos horas si siempre ha estudiado solo una o media, el cambio se debería de realizar de forma paulatina, aumentando poco a poco los minutos.

-Descansos: Los niños deben hacer descansos cada hora, no deben ser muy largos, pero es bueno que tengan pequeños periodos de unos quince minutos de desconexión, en los que puedan descansar.

-Organización del material: La mayor concentración la solemos alcanzar, al cabo de media hora de ponernos a estudiar, por ello es recomendable, el empezar con las tareas que consideremos de dificultad intermedia, después las más difíciles (coincidiendo con este periodo de máxima concentración) y por último con las más sencillas.

Estos consejos vienen a transmitir la importancia de la adquisición de un buen método a la hora de sentarnos en la mesa a estudiar, herramientas que una vez aprendidas nos serán muy útiles .

En Martínez Bardají Psicología, no sólo llevamos a cabo talleres con niños de diferentes edades para conseguir que aprovechen al máximo su potencial, sino que trabajamos en el refuerzo educativo de forma individual obteniendo resultados muy satisfactorios. Estaremos encantadas de ayudaros.

martes, 11 de noviembre de 2014

Educar en valores





Hoy  no quiero hablar sobre posibles trastornos que puedan presentar nuestros hijos, o sobre cómo organizar su tiempo libre o que tengan una dieta variada , hoy, quiero hacer una reflexión personal sobre la educación, pero no esa educación a nivel formal: ciencias, física, cálculo..; sino la educación que muchas veces dejamos a un lado, o a la que restamos importancia: la educación en valores.

En una sociedad cada vez más individualista,  van perdiendo peso conceptos como el compañerismo, el respeto, la igualdad, la empatía, la justicia y la equidad. Empezando por nosotros mismos, los adultos. A veces, es difícil hablarles a nuestros pequeños de estos conceptos, pues nosotros muchas veces los dejamos a un lado y nos es difícil servirles de ejemplo.

Bajo mi punto de vista, nuestros hijos deben aprender a  asumir responsabilidades y también a defender sus derechos, a discernir lo justo de lo injusto, a respetar al diferente, pues todos al fin y al cabo lo somos en algún aspecto, a ponerse en el lugar de otras personas y a ayudar al prójimo siempre que esté en su mano. Estos no son valores “hippies” o caducos, son valores que debemos tener presentes si queremos construir una sociedad mejor en el futuro.

Todos estos aprendizajes, los realizamos en el día a día resolviendo pequeños conflictos como cómo responder al niño que me quita el bocata en el cole, o ser o no ser amigo del niño “marginado” en clase. La forma de resolver estos conflictos, son enseñanzas que al fin y al cabo les marcarán y les servirán como directriz en un futuro para resolver sus problemas.

Tanto a nivel infantil, como juvenil hay muchos cuentos y/o lecturas que nos pueden ayudar en esta labor:

- Para los más pequeños la colección de “Cuentos para sentir “nos ayudan a tratar temas cotidianos como los celos, la timidez, el miedo…

 Además, hay películas y cortometrajes bastante interesantes que podemos ver con ellos y después hacer un mini-debate para que ellos expresen sus opiniones. He seleccionado dos:

-Cuerdas: Premio Goya 2014 al mejor cortometraje de animación, que habla sobre la tolerancia, la generosidad y la amistad; para todo tipo de público.

http://www.nacion.com/ocio/cine/Cuerdas-cortometraje-ganador-Goya-YouTube_0_1397660430.html

-El circo de las mariposas: destinado a público adolescente, con el claro fin de hacerles reflexionar. En este caso se tratan temas como el respeto, la dignidad y el miedo a no ser aceptados por los demás. Os dejo el enlace:


 

Espero que os gusten y os sirvan de ayuda, para que no olvidemos que educación abarca muchos más factores que los meramente escolares y académicos y que debemos dedicar un tiempo a formar a nuestros hijos en todos estos aspectos.
 

viernes, 17 de octubre de 2014

Obesidad Infantil

El aprendizaje de hábitos alimentarios adecuados en nuestros hijos es muy importante a la hora de prevenir cualquier tipo de trastorno en su alimentación.

Los niños son como esponjas y aprenden por imitación de los que tienen a su alrededor. Los padres, somos los que más tiempo pasamos con ellos, por ello debemos inculcarles actitudes y pautas adecuadas a la hora de sentarse a la mesa y un estilo de vida saludable desde los primeros años de vida.

Actualmente están aumentando  los casos de obesidad infantil y está demostrado que la mayoría de estos casos continúan teniendo problemas de sobrepeso ya en su edad adulta. La comida rápida o basura, las prisas por los horarios laborales de las familias o el sedentarismo infantil  debido al abuso de las nuevas tecnologías,  llevan a los niños a comer en exceso alimentos procesados (pizzas, canelones precocinados), chucherías, bollería industrial…etc. Todo esto se materializa en niños cada vez más obesos y sedentarios, que muchas veces calman sus ansiedades, preocupaciones e inseguridades con la comida. De ahí es de dónde pueden derivar los trastornos alimentarios tanto en un extremo como en otro.

Algunos consejos  que podemos daros a los papis son:

  1.           Intentar comer sin la televisión, pues generalmente esto les hace perder la noción de la cantidad de comida que están ingiriendo.
  2.          Por lo menos contar con media hora para comer con tranquilidad, sin prisas ni alborotos. Que la comida sea un momento relajado donde poder hablar con la familia de lo que se ha hecho en el día.
  3.           Limitar la cantidad de refrescos, sobre todo en las comidas porque tienen muchos azúcares  y además sacian al niño. Acostumbrar al niño a beber agua de forma continuada y abundante.
  4.           Respecto a la merienda y el almuerzo, sustituir la bollería y las frituras por frutas o lácteos. No saltarse ninguna comida.
  5.           Alternar el consumo de carne y pescado, moderando las raciones para poder acompañarlas siempre de guarnición de verduras y hortalizas.
  6.           Consumir la fruta preferiblemente entera. Menos frecuencia de zumos.
  7.           Programar actividades al aire libre para el fin de semana: ir en bici, hacer alguna excursión…etc
  8.           Es conveniente inculcarle el interés por la práctica de algún deporte, siempre el que él elija ya lo practique en alguna extraescolar o en el fin de semana.
  9.           Poner un límite de tiempo al ordenador, tv, play, tablet.. .etc, para acabar con el sedentarismo y promover otro tipo de juegos más activos.
  10. -         No es adecuado prohibir totalmente algunos alimentos como los dulces, porque en su justa medida no son perjudiciales  y el no poder comerlos nunca les puede generar ansiedad .
  11. -        Todos estos cambios en el estilo de vida se deben hacer poco a poco y sin presiones y sin utilizar la comida nunca como un premio o un castigo.




Como conclusión, deciros, que la alimentación tampoco debe convertirse en una obsesión, es decir, tan malo es el dejar que nuestro hijo coma lo que se le antoje, como el convertir la comida en algo demasiado medido y no permitir que se salga de una determinada dieta nunca. Lo adecuado como siempre, lo encontramos en el punto medio, en encontrar un equilibrio basado en una dieta mediterránea  en la que nuestros hijos coman todos los nutrientes que necesitan y en realizar algún tipo de actividad física por lo menos dos veces a la semana para que crezca sano y fuerte: ” mens sana in corpore sano”

jueves, 17 de julio de 2014

Organizar el tiempo libre de los peques de la casa


En verano, nuestros hijos tienen casi tres meses de vacaciones, frente al mes que solemos tener nosotros los adultos , y a veces es difícil planificar ese tiempo libre de la forma adecuada.

Es verdad, que los peques también acaban muy cansados del curso y necesitan un tiempo de descanso, por lo que no hay que tener estrictamente organizado todo lo que se va a hacer, pero si que es bueno ofrecerles alternativas en función de su edad para que ellos puedan elegir. Cuanto más pequeño sea el niño más estructurado tiene que ser ese tiempo libre, conforme se van haciendo más mayores, ya tienen más autonomía para organizarlo según sus preferencias.

Las actividades al aire libre son muy buena opción en esta época, los campamentos y colonias de verano les ayudan mucho a relacionarse con otros niños de su edad y además les ayuda a ir adquiriendo más resposabilidades y ser más independientes de nosotros.

Hay de muy diversas temáticas, de deportes multiaventura, de idiomas…etc  y adaptados a cada edad.Es bueno que ellos mismos elijan cúal es al campamento que quieren ir, irán mucho más a gusto y si su rendimiento ha sido bueno durante todo el año, se merecen poder elegir a donde quieren ir.

Además de los campamentos, podemos realizar actividades con ellos como excursiones en bicicleta por la ciudad, rutas en patines,prepararles gymkhanas por el parque para que encuentren el tesoro escondido, jugar con globos de agua, hacer un picnic…etc. Todas estas son actividades que no nos suponen mucho dinero y que a los niños les encantan, sólo consiste en echarle un poco de imaginación y sacarles un poco de la rutina diaria.

Ya en casa, hay que controlar el tiempo que pasan pegados a las pantallas, ya sea del ordenador, de la tablet o de la tele. Hay tiempo para todo. Para dosificar un poco las horas que pasan frente a la pantalla podemos buscarles alternativas, proponiéndoles otros juegos como hacer collares, jugar con plastilina, hacer marionetas,pintar con los dedos…etc; todo en función de la edad que tengan nuestros hijos.

Otra idea que puede ser útil en las noches estivales, es la preparación de noches temáticas, una dedicada a juegos de mesa, otra a ver películas, hacer postres, organizar pijamadas con algunos amigos, cuentacuentos…

También es importante aprovechar que tienen tiempo libre para inculcarles el valor de la lectura y de la cultura.Ir a la biblioteca y que puedan elegir libros que les apetezca leer y así podemos fomentar el hábito. Si no están acostumbrados, o son muy pequeños pueden empezar leyendo cómics y tebeos e ir avanzando a libros con más letra. Llevarlos a actividades culturales, como visitas a museos y es otra opción pero hay que intentar que éstas estén adaptadas a su edad y su lenguaje y no saturarlos.

El verano plantea muchas alternativas de diversión y de formación para nuestros hijos y nos da la oportunidad de pasar más tiempo con ellos.

lunes, 23 de junio de 2014

Prevenir el estrés y la ansiedad en la infancia



Hoy en día, la mayoría de los niños están sometidos a mucho estrés en su vida diaria, además de las horas dedicadas a ir al cole, tienen actividades extraescolares que les ocupan mucho tiempo y a veces pueden estar sobrecargados y expresar este estrés con síntomas ansiosos como alteraciones del sueño, de la alimentación, bajones en el rendimiento escolar, altibajos emocionales…etc.
 Debemos estar alerta ante los cambios que observemos en el comportamiento de nuestros hijos e intentar prevenir esta ansiedad.
 
Para ello, lo fundamental es que lleven un estilo de vida sano, tanto físico como emocional.

-Que tengan una dieta rica y varada, planificando horarios de comida relajados, intentando no ir siempre corriendo y procurando alimentos ricos en magnesio y vitamina B, como cereales integrales, frutos secos, verduras, frutas y legumbres.
-El dormir las suficientes horas, ocho como mínimo, sin llenar la agenda de extraescolares y otras actividades y disponiendo de unas horas  dedicadas a jugar y a divertirse. Es muy sano que dispongan de un tiempo para ellos al día.
-Hacer ejercicio de forma habitual, si es posible al aire libre y en contacto con la naturaleza, pues les ayuda a liberar endorfinas, a relajarse y a socializarse con otros niños.

Además de todo esto, debemos de seguir une estilo educativo coherente, no exigiendo a nuestro hijo por encima de sus posibilidades, sino adaptar ese nivel de exigencia a las capacidades que él tenga, evitando las comparaciones con otros niños y valorando sus aspectos positivos. El sentir que no está llegando a nuestras expectativas puede ejercer mucha presión sobre él.
Darle cariño y seguridad pero fomentando que vaya haciendo poco a poco las cosas solo para que se sienta capaz de hacerlo cuando no estemos nosotros presentes para ayudarlo.

Otras actividades que podemos realizar con ellos para tratar de prevenir esa ansiedad son:

-Realizar relajaciones con ellos antes de irse a dormir adaptadas a su edad, haciendo que el niño se imagine situaciones placenteras: que está flotando en una nube, en el mar, atravesando un bosque verde y fresco…etc, practicando una respiración profunda y abdominal.
- Crear una película imaginaria, un cuento en el que él es el protagonista y se enfrenta a todos sus miedos y ansiedades resultando vencedor de esa lucha, introduciendo afirmaciones como “soy capaz de hacer y superar esto” “estoy tranquilo”.
-O haciendo ejercicios de concentración, como el centrarse en una imagen agradable con  mucho colorido, fijándonos bien en todos sus detalles y tratar de reproducirla en la mente, cerrando los ojos, lo más claramente posible o concentrarnos en un sonido como el tic tac del reloj.

Lo más importante es planificar bien el tiempo de nuestros hijos, que haya tiempo para todo, y que se realicen todas las actividades de forma tranquila y sosegada; intentar vivir nosotros también de esa forma, pues muchas veces, somos nosotros los que les transmitimos nuestro estrés a ellos.

martes, 27 de mayo de 2014

Cómo fomentar una buena autoestima en nuestros hijos




La autoestima es la evaluación que hacemos de nosotros mismos, cómo nos juzgamos o nos valoramos. Sería algo parecido a un espejo interno en el que influyen factores como los logros que hemos conseguido a lo largo de nuestra vida y cómo los valoramos, lo que creemos que los demás opinan de nosotros, nuestras experiencias de vida, frustraciones, decepciones…etc.
Es algo totalmente subjetivo, muchas veces la imagen que tenemos de nosotros no se corresponde con lo que los demás perciben o con los que realmente somos.
Ya desde la infancia, se pueden aprender habilidades para desarrollar una autoestima fuerte y sana.

-El apego, el vínculo que establecemos con nuestros hijos, es uno de los factores principales para la construcción de una buena autoestima. Las experiencias tempranas que forman el apego, cómo alimentamos y cuidamos a nuestros hijos,  influyen en su desarrollo emocional. Un apego seguro, basado en la seguridad que nuestro hijo sea valorado y querido por nosotros creará una relación estable y cálida con él que influirá en su autoestima. En la familia, el niño empieza su proceso de socialización y con nosotros adquirirá herramientas para enfrentarse a situaciones en un futuro.

-Además de esta seguridad, debemos de brindar a nuestros hijos la oportunidad de elegir, de equivocarse, para que sean capaces de asumir las consecuencias de sus actos y de superarse, motivándoles hacia actividades que le gusten y que desarrollen alguna de sus capacidades.
 Por ejemplo, no debemos obligar a nuestros hijos a apuntarse a determinada extraescolar, las extraescolares son actividades no obligatorias y están dentro de su tiempo libre, debe ser algo que él elija y que le guste.

-Fomentar su espíritu crítico, que desarrollen sus propias ideas sobre diferentes temas, pedirles su opinión sobre noticias que aparezcan en televisión o sobre temas del día a día,fomenta el que ellos vayan creando su propio pensamiento independiente. Hay que dejarle claro que a todo el mundo no le gusta lo mismo, y si no sería muy aburrido, para que él mismo vaya aprendiendo a no ceder a la presión de grupo y a desarrollar su propia personalidad.

-Aprender  a identificar cada una de nuestras emociones con palabras y a señalar diferentes formas de expresión de las mismas y cúales son adecuadas y cúales no en función de la situación. Así aprenderemos a controlar y canalizar esas emociones y que no sean ellas las que nos dominen a nosotros. Además el identificar nuestras propias emociones nos ayudará a hacerlo en los demás, saber cómo puede sentirse el otro, tan fundamental en las relaciones con los demás.

-La relación con los iguales, también tiene una gran influencia en esta autoestima. La relación que establezcan con niños de su edad, implican aceptar nuevas pautas de actuación diferentes a las que ellos estaban acostumbrados en casa. Deben aprender a ceder turnos, a compartir, a resolver conflictos con amigos, a respetarse unos a otros, sin nuestra protección. Para ello, sobretodo en edades escolares, el juego es fundamental, pues es donde aprenden a distinguir situaciones reales de las imaginarias y analizar situaciones cotidianas.

No debemos olvidarnos de todo esto, pues es en la infancia y en la adolescencia donde forjamos las  bases de la autoestima que nos acompañará durante toda nuestra vida y como padres, debemos ayudar a que ésta sea fuerte y estable.

martes, 29 de abril de 2014

El papel de los abuelos en la crianza de nuestros hijos


Hoy en día, ambos padres suelen trabajar fuera de casa y la crisis económica a veces hace difícil el poder llevar a los niños a guarderías o a actividades extraescolares; por ello, los abuelos juegan un papel muy importante, pues pasan mucho tiempo con ellos. Son los responsables de ir a buscarlos al colegio, o cuidan de ellos durante las mañanas o las tardes en que nosotros trabajamos, comparten rutinas y actividades diarias…etc; han pasado de ser responsables de su cuidado en determinadas circunstancias, a responsables de su crianza, casi a la par que nosotros mismos.

Todo esto, puede originar conflictos entre padres y abuelos con respecto al tipo de educación, los permisos y prohibiciones, los hábitos diarios..etc, siendo en ocasiones difícil que ambas partes lleguen a un acuerdo.

 Hay muchos padres que consideran que los abuelos son “demasiado blandos” o que no aplican los límites necesarios, o por el contrario, abuelos que no están de acuerdo con el estilo educativo de sus hijos para con sus nietos, por ser demasiado tolerantes o permisivos.

Para solucionar estas situaciones es importante que haya una buena comunicación entre las dos partes para que haya una coherencia entre lo que unos y otros le dicen al niño. Por ejemplo, si en nuestra casa, no les permitimos a nuestros hijos decir palabrotas y en casa de la abuela no le dicen nada, el niño puede aprovechar esta comparación y jugar al chantaje emocional (“la abuela sí me deja hacerlo”) y éstas son conductas que debemos evitar. Lo último que debe aprender un hijo es aprovecharse de las diferencias entre el papel del padre/madre  y de abuelo/abuela.

Por ello, debemos de sentarnos a hablar con nuestros padres sobre las normas generales que debe haber en la estructura familiar e intentar llegar a un consenso.

También, es normal que haya cierta complicidad entre nieto y abuelo y eso no se nos debe olvidar. Es decir, el abuelo, es abuelo, y hay que dejarle ese rango de libertad con respecto a la permisividad. Que le compre algún helado, o alguna chuche que igual nosotros no le compraríamos entra dentro de lo normal, pero siempre sin dejar a un lado las normas establecidas conjuntamente con respecto a las cosas realmente importantes de la crianza.

En otros muchos casos, debido al ritmo frenético de la sociedad, a las exigencias de la vida laboral y al aumento de número de separaciones, muchos abuelos se ven como primeros referentes para sus nietos. En estos casos este papel consentidor de los abuelos debería limitarse, porque son los que más tiempo pasan con ellos.

Todas estas situaciones pueden crear alguna discusión en el seno familiar y simplemente hay que sentarse a hablar y delimitar los papeles, y los roles de cada uno en la vida de nuestros hijos. Ya sabéis que si tenéis cualquier duda o cualquier situación que no sepáis como abordar, nuestra primera sesión es gratuita y estaremos encantadas de conocer vuestro caso y solucionar todas las dudas que podáis tener.

lunes, 31 de marzo de 2014

Cómo actuar con nuestros hijos ante el divorcio



Toda separación supone un proceso de duelo y de readaptación a nuevas circunstancias, suponiendo un cambio en la vida del niño que, dependiendo de la edad, a veces puede resultarle difícil. La forma en la que la pareja afronta y resuelve la situación es vital para el futuro bienestar emocional  tanto de ellos mismos, como del pequeño. Si los padres son capaces de ir a una, es decir, dejar a un lado sus diferencias y tener unas pautas de crianza únicas y consensuadas, siendo el bienestar de sus hijos lo más importante, este cambio no tiene por qué ser tan traumático.
Una de las tareas más complicadas cuando se ha tomado la decisión, es comunicársela a ellos. Lo ideal, es que seamos los dos miembros de la pareja los que les informemos juntos, y decirles que es una decisión tomada por los dos. Es mejor que no entremos en conceptos legales, que lo hagamos de forma sencilla y concreta, adecuándonos un poco a su edad, explicándoles cómo va a ser la situación a partir de ese momento, con qué padre vivirán y cuál será su hogar .Es importante transmitirles seguridad y tranquilidad, dejándoles claro que la decisión no tiene nada que ver con ellos y que aunque se produzca la separación el amor que sentimos por ellos no va a cambiar nunca. No es necesario entrar en los motivos del divorcio,  mejor ser concreto y limitarse a lo que tiene que ver con ellos.
A nivel general, las pautas que podríamos establecer son:

-Evitar cualquier discusión delante de ellos y críticas hacia el otro progenitor.
-No utilizar al niño como espía o mensajero para establecer comunicación con la otra parte.
-Dar cariño y seguridad, pero sin olvidarnos de poner normas y límites consensuados con nuestras exparejas. No contradecir a la otra parte ni desautorizarla. Deben vernos sólidos y unidos al respecto.
-Tras el descontrol inicial con horarios y lugares, intentar crear rutinas y hábitos para que la adaptación se produzca lo más rápidamente posible.
-No caer en chantajes emocionales del tipo con mamá/papá  estoy mejor, o con él sí puedo hacer esto. Los niños  suelen  aprovechar la debilidad de los padres para obtener lo que quieren, no son conscientes de esa manipulación realmente, pero no podemos ceder en darles todo lo que quieren para ganarnos su afecto, por muy vulnerables que nos sintamos en ese momento. No por darles todo lo que nos pidan vamos a ganarnos su afecto.

Generalmente, aunque la separación de unos padres nunca es un plato de buen gusto para un niño, y atravesará ese pequeño periodo de duelo, si somos capaces de llevar el proceso de divorcio de una forma constructiva, lo superará en poco tiempo y se volverá a establecer el equilibrio familiar. Sabemos, que en algunas ocasiones el actuar como se debería es complicado, pero el esfuerzo realmente merece la pena, porque estamos hablando de la felicidad de nuestros hijos. Lo principal es tener paciencia, darles mucho cariño y comunicarnos abiertamente con ellos.
 Si tenéis cualquier duda al respecto, estaremos encantadas de solucionárosla, ya sabéis que nuestra primera consulta es gratuita.

lunes, 10 de marzo de 2014

Miedo a la oscuridad



El miedo a la oscuridad es muy frecuente en la infancia. Suele aparecer pronto, alrededor de los dos años  y continua siendo frecuente hasta los nueve. Es un miedo evolutivo, es decir, suele desaparecer a lo largo de los años, pero si es muy persistente y le impide dormir sólo o interfiere mucho en la vida del niño, es bueno dar una serie de pautas tanto a los padres como a él mismo para erradicarlo.

Los niños suelen relacionar la oscuridad con lo desconocido, el final de las actividades que estén realizando durante el día y la falta de papá y mamá; además en la mayor parte de los cuentos e historias infantiles los ogros, monstruos etc, habitan en sitios oscuros, mientras que las princesas y los héroes en radiantes castillos y el niño al acostarse suele echar a volar su imaginación y cualquier ruido o sombra lo interpreta como una amenaza.

 Muchos de los padres debido a este miedo de sus hijos, duermen en su habitación, o les permiten que pasen a su cama o incluso que duerman en el sofá y esto refuerza aún más este miedo.

Las principales pautas que se suelen emplear a nivel general son:

 - Jugar con el niño durante el día a juegos con las persianas bajadas:  tinieblas (escondite en la oscuridad), la gallinita ciega o la búsqueda del tesoro ( esconder por toda la casa chucherías envueltas en algún papel llamativo o algún juguete y que el niño deba buscarlo).También los juegos de sombras  son bastante útiles en estos casos.

-Intentar que el momento de irse a la cama sea un momento relajante, sin discusiones ni demasiada activación. Se deben evitar las historias de miedo, películas o juegos que puedan crearle ansiedad antes de ir a dormir. En el caso de que viera alguna película con alguna escena que le impactara siempre usar el humor, diciéndole que todo es mentira y explicándole la diferencia entre realidad y ficción.

-Es importante, que el ambiente donde duerme el niño sea agradable e ir jugando poco a poco con la luz. Al principio dejar la luz del pasillo encendida para que tengan más seguridad, después una pequeña lámpara, un piloto de luz y poco a poco ir eliminarla del todo. En el caso de que el niño tenga pesadillas o nos llame en la noche, es importante que acudamos a consolarle y no encendamos la luz, para que no asocie la luz con seguridad.

-Utilizar peluches o algún muñeco también es frecuente para que se sienta más arropado.


Como ya os hemos dicho suele ser un miedo que desaparece, en unos niños antes que en otros, pero es un miedo propio de la edad y que solemos atravesar todos, no hay que darle excesiva importancia, darle confianza y cariño y seguir estos consejos; si aún así sigue teniendo mucha ansiedad a la hora de dormir, pueden consultarnos, nuestra primera sesión es gratuita.

miércoles, 19 de febrero de 2014

Cáncer en la infancia



El cáncer infantil es el cáncer que afecta a niños y a jóvenes, y existen diferencias entre éste y el de los adultos, tanto en la manifestación de sus síntomas como en sus desencadenantes y tratamiento.

Los cánceres más frecuentes en la infancia son la leucemia, el linfoma y el cáncer cerebral y a partir de los diez años es más frecuente el cáncer de huesos.

Mientras que en los adultos las causas o desencadenantes pueden ser el hábito de fumar, el consumo excesivo de alcohol, la exposición excesiva a los rayos solares…etc, en el cáncer infantil, la mayoría de las causas son todavía desconocidas, lo que hace difícil su prevención. Los niños que padecen esta enfermedad suelen estar sometidos a pruebas y tratamientos médicos aversivos y estancias hospitalarias largas, lo que supone una ruptura de su vida cotidiana. No sólo el niño que lo padece, sino toda la familia experimenta mucho estrés y ansiedad durante estos periodos.

En el caso del niño, además de toda la exigencia que supone un tratamiento médico y el dolor  que acarrean los efectos adversos del mismo, se pueden producir alteraciones en la imagen corporal, pérdida de la identidad, ansiedad anticipatoria ante los procedimientos médicos o un estado de ánimo decaído.

Por otro lado, la familia, debe asimilar cambios importantes, aprender gran cantidad de información sobre la enfermedad, seguir conciliando su vida laboral y el cuidado de sus otros hijos y servir de soporte para su hijo. Todas estas exigencias pueden llegar a desbordar a los padres del niño con cáncer y  crearles una sensación de pérdida de control.

Por lo tanto, el tratamiento psicológico se tiene que dar en ambas partes.

Con el niño hay que trabajar la adaptación a su enfermedad y al proceso de hospitalización. Es importante el ser honestos con él, tiene derecho a conocer qué le está sucediendo. La información que le daremos estará en función de su edad y de su capacidad de comprensión. También es importante, que en la medida de lo posible el niño pueda continuar con sus actividades sociales y académicas, con el fin de normalizar un poco la situación. A la hora de afrontar las técnicas médicas más aversivas se utilizarán técnicas de distracción, relajación, respiración, visualización de imágenes placenteras…etc con el fin de intentar aliviar en la medida de lo posible el dolor que el niño pueda sentir y reducir la ansiedad.

Además de trabajar para mitigar el dolor, también se profundizará en la comunicación emocional con el niño y con los padres. Muchas veces la familia no quiere expresar los sentimientos pero el niño los capta, por lo que es bueno que se aprenda a comunicar el miedo y las preocupaciones y que la comunicación sea lo más abierta posible entre todos los miembros del sistema. También se intentará facilitar una adaptación y una asimilación de la nueva situación de su hijo/ hermano ; la búsqueda de apoyos y el trabajo personal de la ansiedad y el estrés.

En Martínez Bardají Psicología este tipo de casos los llevamos entre una profesional especializada en psicooncología y la psicóloga infantil, con el fin de proporcionar un tratamiento lo más completo posible tanto al niño como a la familia.
 Aunque el cáncer es una enfermedad dura y muy presente en la sociedad hoy en día, en la infancia tiene mejor pronóstico que el de los adultos, sobretodo si se inicia el tratamiento en el momento adecuado, por lo que no hay que decaer y luchar para salir adelante ¡Mucho ánimo!