miércoles, 20 de noviembre de 2013

Que la comida sea tu alimento y tu alimento tu medicina


Hoy, en el día Universal del Niño, me dispongo a escribir mi primera entrada en el blog con muchas ganas e ilusión. Me apasiona la niñez, esta etapa en la vida en la que todo está por descubrir, dónde tenemos nuestras primeras experiencias físicas, sociales y emocionales y donde poco a poco, y sin darnos cuenta, se va forjando nuestra personalidad y esa mochila de recuerdos y vivencias que llevaremos a la espalda en nuestra vida adulta.


El tema que he elegido para este, mi primer artículo, es la alimentación en la infancia; esta cumple tres funciones principales tanto en el niño como en el adulto, que son la obtención de energía necesaria para el funcionamiento de nuestro cuerpo y nuestra mente, facilitar y promover el crecimiento de los huesos y los músculos; y por último, la reconstrucción y regeneración de otras partes del cuerpo, como las uñas, el pelo...etc.



Las estrategias básicas que podemos utilizar como padres para afrontar situaciones problemáticas a la hora de comer las podríamos resumir en las siguientes:

  • a)       Establecer un ritual: Los niños funcionan muy bien con rutinas. Este ritual tiene como función predisponer al niño positivamente hacia la comida y establecer un cambio gradual entre la actividad que se esté realizando anteriormente y el ponerse directamente a comer. Podría consistir simplemente, en comer más o menos siempre a las mismas horas, y ayudar a mamá y a papá a poner los vasos, los cubiertos, el mantel…etc. También sería de utilidad que el niño/a estuviera presente alguna  vez en el momento de preparación de la misma, incluso que colaborase, sobretodo en casos en los que éste se niegue a introducir nuevos alimentos en su dieta con el fin principal de que se familiarice con ellos y se atreva a probarlos.


  • b)       Hacer de la comida un momento agradable: Es importante que el niño haga una asociación positiva con el momento de sentarse a la mesa. Para ello sería conveniente, que en la medida de lo posible, comiera toda la familia junta, procurando el tiempo necesario para ello y desterrando cualquier discusión a cuenta de lo que el niño come. Es un momento de tranquilidad, destinado a dialogar y a comentar el día, el colegio, los juegos…El evitar distracciones como la televisión, además de prevenir la obesidad, pues cuando se ve la tv pierde la noción de la cantidad de comida que está ingiriendo; facilita la comunicación y mejora el ambiente familiar.

  • c)       Ofrecer cantidades pequeñas: No existe una cantidad fija que el niño tiene que  comer; pero sobretodo a los niños pequeños, menores de seis o siete años, lo mejor es ofrecerles cantidades muy pequeñas pues pueden agobiarse si ven el plato repleto de comida. Un truco que puede emplearse es utilizar un plato grande para reducir la percepción de cantidad del niño. Niños mayores de esta edad ya pueden servirse un poco más a su gusto, pues generalmente comerán lo que ellos consideren necesario para saciar su apetito.

  • d)       No picar antes de la comida ni dejarles beber refrescos o demasiada agua durante la comida, pues puede saciarles rápidamente.

  • e)       Ofrecerles el alimento, pero nunca forzarlo: si el niño no quiere comer más no hace falta hacer comentarios, ni caer en discusiones, aunque creamos bajo nuestro criterio que no ha comido lo suficiente. Si el niño ya no come más, puede ser simplemente que ya está saciado, no debemos forzarle. Además el focalizar la atención en un alimento que por lo que sea el niño no quiere ingerir, no hará más que reforzar la repulsión que tenga el niño hacia él.

  • f)        Dar buen ejemplo: Es importante, que tanto en la comida, como en todos los aspectos de la vida diaria, seamos modelos de nuestros hijos, pues los niños suelen repetir costumbres y hábitos que realizan sus padres. En el caso de la comida, el cuidar los modales y la higiene a la hora de sentarnos a la mesa es fundamental: lavarse las manos antes de comer, utilizar servilletas, no comer con la boca abierta, son aprendizajes que se realizan ya a una edad temprana y por imitación.

  • g)        Limitar el tiempo de la comida: no es adecuado establecer el criterio de que la comida finaliza cuando el niño termina todo lo que está en el plato, porque igual el niño no tiene más apetito y no se lo va a terminar. Comer deprisa no es saludable, pero un promedio de unos 30 minutos es suficiente. El alargar las comidas a veces solo puede llevarnos a que el niño acabe aborreciendo el momento de sentarse a la mesa y lo viva más como una obligación que como un momento placentero.

h)       Por último, el establecer un menú semanal: Esto no solo ayuda al niño sino a los propios padres para organizar la compra semanal y a establecer una dieta variada. No es bueno que el niño se acostumbre a comer a la carta, que si hoy no le apetece comer pescado, pueda comer otra cosa. Debe acostumbrarse a comer lo que toca cada día y si toca algún alimento que no le gusta, por lo menos se decida a probarlo. En esos casos, podemos intentar incluir estos alimentos en la dieta, en pequeñas cantidades y cocinándolos de forma atractiva para ellos.


Espero que os haya entretenido y al mismo tiempo haya cumplido mi misión que es hacer mas fácil la educación y crianza de los reyes de la casa: "Nuestros Hijos"