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jueves, 17 de julio de 2014

Organizar el tiempo libre de los peques de la casa


En verano, nuestros hijos tienen casi tres meses de vacaciones, frente al mes que solemos tener nosotros los adultos , y a veces es difícil planificar ese tiempo libre de la forma adecuada.

Es verdad, que los peques también acaban muy cansados del curso y necesitan un tiempo de descanso, por lo que no hay que tener estrictamente organizado todo lo que se va a hacer, pero si que es bueno ofrecerles alternativas en función de su edad para que ellos puedan elegir. Cuanto más pequeño sea el niño más estructurado tiene que ser ese tiempo libre, conforme se van haciendo más mayores, ya tienen más autonomía para organizarlo según sus preferencias.

Las actividades al aire libre son muy buena opción en esta época, los campamentos y colonias de verano les ayudan mucho a relacionarse con otros niños de su edad y además les ayuda a ir adquiriendo más resposabilidades y ser más independientes de nosotros.

Hay de muy diversas temáticas, de deportes multiaventura, de idiomas…etc  y adaptados a cada edad.Es bueno que ellos mismos elijan cúal es al campamento que quieren ir, irán mucho más a gusto y si su rendimiento ha sido bueno durante todo el año, se merecen poder elegir a donde quieren ir.

Además de los campamentos, podemos realizar actividades con ellos como excursiones en bicicleta por la ciudad, rutas en patines,prepararles gymkhanas por el parque para que encuentren el tesoro escondido, jugar con globos de agua, hacer un picnic…etc. Todas estas son actividades que no nos suponen mucho dinero y que a los niños les encantan, sólo consiste en echarle un poco de imaginación y sacarles un poco de la rutina diaria.

Ya en casa, hay que controlar el tiempo que pasan pegados a las pantallas, ya sea del ordenador, de la tablet o de la tele. Hay tiempo para todo. Para dosificar un poco las horas que pasan frente a la pantalla podemos buscarles alternativas, proponiéndoles otros juegos como hacer collares, jugar con plastilina, hacer marionetas,pintar con los dedos…etc; todo en función de la edad que tengan nuestros hijos.

Otra idea que puede ser útil en las noches estivales, es la preparación de noches temáticas, una dedicada a juegos de mesa, otra a ver películas, hacer postres, organizar pijamadas con algunos amigos, cuentacuentos…

También es importante aprovechar que tienen tiempo libre para inculcarles el valor de la lectura y de la cultura.Ir a la biblioteca y que puedan elegir libros que les apetezca leer y así podemos fomentar el hábito. Si no están acostumbrados, o son muy pequeños pueden empezar leyendo cómics y tebeos e ir avanzando a libros con más letra. Llevarlos a actividades culturales, como visitas a museos y es otra opción pero hay que intentar que éstas estén adaptadas a su edad y su lenguaje y no saturarlos.

El verano plantea muchas alternativas de diversión y de formación para nuestros hijos y nos da la oportunidad de pasar más tiempo con ellos.

martes, 29 de abril de 2014

El papel de los abuelos en la crianza de nuestros hijos


Hoy en día, ambos padres suelen trabajar fuera de casa y la crisis económica a veces hace difícil el poder llevar a los niños a guarderías o a actividades extraescolares; por ello, los abuelos juegan un papel muy importante, pues pasan mucho tiempo con ellos. Son los responsables de ir a buscarlos al colegio, o cuidan de ellos durante las mañanas o las tardes en que nosotros trabajamos, comparten rutinas y actividades diarias…etc; han pasado de ser responsables de su cuidado en determinadas circunstancias, a responsables de su crianza, casi a la par que nosotros mismos.

Todo esto, puede originar conflictos entre padres y abuelos con respecto al tipo de educación, los permisos y prohibiciones, los hábitos diarios..etc, siendo en ocasiones difícil que ambas partes lleguen a un acuerdo.

 Hay muchos padres que consideran que los abuelos son “demasiado blandos” o que no aplican los límites necesarios, o por el contrario, abuelos que no están de acuerdo con el estilo educativo de sus hijos para con sus nietos, por ser demasiado tolerantes o permisivos.

Para solucionar estas situaciones es importante que haya una buena comunicación entre las dos partes para que haya una coherencia entre lo que unos y otros le dicen al niño. Por ejemplo, si en nuestra casa, no les permitimos a nuestros hijos decir palabrotas y en casa de la abuela no le dicen nada, el niño puede aprovechar esta comparación y jugar al chantaje emocional (“la abuela sí me deja hacerlo”) y éstas son conductas que debemos evitar. Lo último que debe aprender un hijo es aprovecharse de las diferencias entre el papel del padre/madre  y de abuelo/abuela.

Por ello, debemos de sentarnos a hablar con nuestros padres sobre las normas generales que debe haber en la estructura familiar e intentar llegar a un consenso.

También, es normal que haya cierta complicidad entre nieto y abuelo y eso no se nos debe olvidar. Es decir, el abuelo, es abuelo, y hay que dejarle ese rango de libertad con respecto a la permisividad. Que le compre algún helado, o alguna chuche que igual nosotros no le compraríamos entra dentro de lo normal, pero siempre sin dejar a un lado las normas establecidas conjuntamente con respecto a las cosas realmente importantes de la crianza.

En otros muchos casos, debido al ritmo frenético de la sociedad, a las exigencias de la vida laboral y al aumento de número de separaciones, muchos abuelos se ven como primeros referentes para sus nietos. En estos casos este papel consentidor de los abuelos debería limitarse, porque son los que más tiempo pasan con ellos.

Todas estas situaciones pueden crear alguna discusión en el seno familiar y simplemente hay que sentarse a hablar y delimitar los papeles, y los roles de cada uno en la vida de nuestros hijos. Ya sabéis que si tenéis cualquier duda o cualquier situación que no sepáis como abordar, nuestra primera sesión es gratuita y estaremos encantadas de conocer vuestro caso y solucionar todas las dudas que podáis tener.

sábado, 20 de julio de 2013

Vacaciones de verano: rutinas, campamentos y deberes



Ha llegado el verano y con él, las vacaciones escolares, con todos los cambios en la dinámica familiar que eso conlleva: más tiempo libre, actividades fuera de casa, cambios en las rutinas y horarios,…
Hay muchos padres y madres que llegadas las vacaciones de los niños nos plantean dudas en relación a, sobre todo, tres cuestiones: ¿se debe ser flexible con las rutinas de descanso, horarios, etc?, ¿dejo que mi hijo vaya de campamentos? y finalmente, ¿hay que hacer deberes en vacaciones?.
En cuanto a los horarios, rutinas habituales de sueño, alimentación, etc, podemos ser un poco más flexibles, dejando que los niños se acuesten y se levanten más tarde, que jueguen un poco más a los videojuegos o vean un ratito más la tele. Muchos expertos dicen que el horario de acostarse y levantarse no debe retrasarse más de dos horas, salvo excepciones. Lo que sí que es aconsejable, es que estas rutinas se vayan acercando al horario habitual paulatinamente cuando se acerca el regreso al colegio.

Por otro lado, cada vez es más frecuente que en esta temporada de vacaciones, los niños acudan a algún campamento o campus de verano. En primer lugar, porque las vacaciones de los niños suelen ser mucho más extensas que las de los padres y estos campamentos nos aportan un entorno seguro donde atienden a nuestros hijos durante nuestro horario laboral estival. Dejando de lado este tipo de cuestiones, podemos encontrar muchas ventajas para el desarrollo de nuestros hijos: aportan nuevas experiencias de desarrollo social y emocional, los niños aprenden en un entorno lúdico, aprenden a comunicarse, convivir, integrarse. Además, hoy en día hay multitud de campus diferentes, desde los que duran un día hasta los semanales o quincenales; los que sólo son unas horas unos cuantos días, hasta los que los niños pernoctan en el campamento varios días; también encontramos desde los más lúdicos hasta los que se centran en el aprendizaje de un idioma o deporte. Para elegir el más adecuado a las necesidades de nuestros hijos tenderemos que tener en cuenta algunas cuestiones como horarios, edad del niño, qué actividades le gustaría hacer a nuestro hijo, si ha salido alguna vez a algún otro tipo de actividad fuera de la ciudad, quienes son los responsables del campamento, etc. En cualquier caso, los campus son una alternativa que no sólo va a hacer que el niño esté cuidado y entretenido durante el verano, sino que puede ser muy beneficioso para su desarrollo afectivo,  social y cognitivo.
Por último, en cuanto a los “deberes”, tenemos que decir que hay muchas opiniones al respecto, desde los que opinan que el verano el niño tiene que dejar cualquier actividad escolar, hasta los que opinan que hay que mantener una rutina durante todo el verano. En mi opinión, lo más adecuado sería un punto medio: hacemos alguna actividad un ratito al día. A no ser que el niño tenga que recuperar alguna asignatura en septiembre, donde sí que estableceríamos una rutina más estricta o incluso sería conveniente que hiciera alguna actividad de estudio controlado (las academias de “repaso”), se puede dedicar un momento del día para hacer actividades escolares. Estas actividades tendrán que ser menos rígidas que los deberes que les mandan a los niños durante el invierno. Además podemos aprovechar las actividades de veraneo para hacer esos repasos: si vamos al campo podemos intentar reconocer plantas y árboles, podemos repasar la geografía mientras hacemos un viaje, leemos los carteles del pueblo que no conocemos, clasificamos las piedras que hemos recogido en la playa,…
No debemos olvidar que, como los adultos, los niños también necesitan un tiempo de desconexión, de reactivación, de recarga de pilas, y eso, lo hacen durante las vacaciones de verano. 

¡FELICES VACACIONES!