lunes, 24 de septiembre de 2012

El Duelo en la infancia



Ante una situación de pérdida en la familia o entorno cercano, resulta complicado para los familiares  explicar al niño lo que ha ocurrido. ¿Debemos explicárselo? ¿Cómo va a reaccionar? ¿Quién es la persona adecuada para ello? Estas y otras preguntas surgirán con frecuencia cuando nos encontremos ante una pérdida.
 
 

Se cae en el error muchas veces de pensar que los niños no entienden la muerte como los adultos y que debemos dejarlos al margen. Si bien es cierto que reaccionan de una manera diferente a como lo hacen los adultos pero es debido a su menor capacidad para expresarse o comprender lo sucedido.


¿Cómo va a reaccionar?

Cada niño reaccionará de una manera diferente, pueden mostrarse indiferentes, tristes, ansiosos, con rabia, con conductas regresivas (como si fueran más pequeños), dificultades en su rendimiento académico, problemas de sueño. No existe una única manera de expresar el dolor, por lo que estas reacciones son normales.

¿Cómo se le dice?

La persona más adecuada para explicárselo al niño será con la que tenga una relación más cercana y estrecha. Se ha de explicar lo antes posible antes de que pueda enterarse por otras vías.

Más importante que el qué decir es cómo decirlo.  Tenemos que tener un tono de voz tranquilo, sosegado, afectuoso y con contacto físico (abrazos, coger la mano). No hay que contener nuestras emociones, es positivo para el niño ver que puede exteriorizar lo que él siente.

¿Qué hay que decirle?

Las explicaciones que le demos al niño han de ser sencillas y directas. Tenemos que ser sinceros, explicar de manera fácil lo que ha ocurrido. Podemos decir cosas positivas como “no sufrió nada” y no mentir en la información dada. Tenemos que asegurarnos que el niño entiende lo que es estar muerto sobre todo cuando son menores de diez años. Podemos explicar que cuando alguien se muere el cuerpo se para, no se puede respirar o comer y tampoco se puede volver a la vida, es algo para siempre.

Es bueno para el niño explicarle las posibles reacciones que pueda tener  y hacerle saber que vamos a estar ahí para cuidarle y responder a cualquier pregunta que tenga.

¿Tiene que venir a los rituales?

Para los niños es importante poder decir adiós por ello debemos darle a elegir. Si rechaza el asistir no hay que obligarle y si acepta se le dará información sobre lo que va a encontrar. Explicar qué es un tanatorio, que el ser querido no estará presente físicamente, que vendrán familiares y amigos, estarán tristes y llorarán. Si asiste a los rituales tendrá que estar en compañía de un familiar que lo acompañe en todo momento.

¿Debo llevarlo a un especialista?

No es necesario ya que la mayoría de los niños son capaces de superar la pérdida al cabo de un tiempo. Pero se ha de estar pendiente de cómo va evolucionando.

Aunque el proceso de duelo puede llegar a durar un año o más, pueden aparecer síntomas entonces que nos indiquen que el niño está elaborando un mal duelo cuando evita sitios que le recuerdan al ser querido, no ve fotografías, no quiere hablar de la muerte. Si hay elevados niveles de ansiedad que se pueden manifestar en problemas para dormir, quejas físicas, agresividad…

La mejor manera de comprobar que el niño está llevando un duelo normal es viendo si puede llevar a cabo sus actividades diarias con normalidad. En caso contrario, el niño puede requerir la ayuda de un especialista.

 
 

 

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