Los celos infantiles
son habituales entre hermanos y surgen por el miedo a perder (o ver reducida)
la atención y el cariño de los padres, percibiendo al hermano o hermana
como un rival. Que un niño responda de manera celosa, si
de verdad cree que va a perder atención de sus padres es comprensible. Ahora
bien, no tiene por qué derivar en un problema, ya que en muchas ocasiones los
celos se disipan por sí solos. En caso de que esta situación de celos se
mantenga, sí que puede acarrear consecuencias psicológicas negativas y generar
en él o ella: frustración, angustia, ansiedad y/o una baja autoestima, entre
otros. Además, puede desarrollar resentimiento y envidia secundarios a los
celos, hacia el hermano o hermana foco de ellos. Cuando estos celos son
persistentes, se irán incrementando y llegarán a alterar la convivencia y
dinámica familiar, pudiendo hacer necesaria algún tipo de intervención.
¿En qué situaciones
pueden aparecer los celos infantiles?
La escena más común en la que pueden aparecer los celos es
la llegada de un nuevo hermanito o hermanita al hogar. En este caso, el hermano
mayor puede percibir que toda la atención se está centrando en los cuidados del
nuevo bebé, mientras que antes era el “rey o reina de la casa”. Además, puede percibir cambios en la conducta de los
padres (sobre todo en la madre, si está más cansada, si tiene cambios en su
estado anímico…) y puede atribuirlo al nuevo bebé, generando resentimiento al
culparle y favoreciendo los celos.
Otra situación que puede disparar la aparición de celos
infantiles son los favoritismos y las preferencias, tanto si son manifiestos
(alguno de los padres lo expresa abiertamente) como si únicamente son percibidos
por el niño (lo que podría ocurrir si percibe muchas comparaciones, como por
ejemplo: “Mira a tu hermana, ella saca
muy buenas notas… / Fíjate en lo responsable que es tu hermano, ya podrías
hacer lo mismo…”).
A esto debe añadirse que los sentimientos de inseguridad e
inadaptación en la infancia, además de venir de la mano de otros problemas
emocionales, pueden favorecer que aparezcan celos hacia el hermano o hermana.
Un niño inseguro puede tender a la
envidia hacia los demás, lo que si se compara entre hermanos y se promueve esa
“competitividad” podrá desencadenar en una situación de celos.
¿Por qué en algunos
niños los celos se vuelven problemáticos?
Diversos factores pueden influir en el desarrollo de celos
infantiles problemáticos. Algunos componentes individuales y temperamentales,
como una gran sensibilidad o niños con
esquemas muy rígidos y poca tolerancia a los cambios se pueden relacionar.
También se ha propuesto que si el niño está en una fase crítica de la formación
del apego, tendrá más posibilidades de desarrollar celos problemáticos.
El estilo educativo en casa puede influir directamente. El
entorno idóneo para evitar los celos es abierto, basado en la comunicación y
con una igualdad de trato hacia los hijos de este sistema (mostrar el mismo
afecto, sin comparar, destacando lo mejor de cada uno…). En relación con esto, la
dinámica familiar que se genera cuando comienzan los celos va a tener
importancia. Cuando un niño o niña es celoso va a tender a mostrar
comportamientos disruptivos, irritabilidad, agresividad hacia la madre/padre
(más común hacia la madre) y/o el hermano o hermana y conductas regresivas
entre otros. Al responder a estos comportamientos, aunque sea con “regañinas”,
castigos, etc, se le está prestando atención al niño o niña: una atención que
veía peligrar y era el motivo principal por el que desarrolla celos. De esta
manera, se le está reforzando que se comporte así y se mantienen los celos. La atención a las conductas celosas que el
niño o niña realizan, sea del tipo que sea, va a fomentar que los celos se
consoliden y/o empeoren.
¿A qué señales de
alarma debo atender?
Hasta ahora hemos hablado de en qué consisten y cómo se
mantienen los celos en la infancia. En esta etapa, hay ciertos comportamientos
que si aparecen justo tras la llegada de un nuevo bebé pueden servirnos de
alarma y deberemos atender a si se trata de celos infantiles u otro problema.
Los principales comportamientos a los que debemos atender son:
- Incremento en el nivel de desobediencia y/o actitud desafiante ante los padres, oposicionismo.
- Cambios de humor repentinos y en apariencia injustificados, lloros. Manifestaciones de no sentirse querido/atendido.
- Incremento en la irritabilidad, mayor terquedad.
- Agresividad hacia la madre o padre (lo más habitual es hacia la madre) y posteriormente hacia el hermano/a.
- Comportamientos regresivos: vuelve a hacerse pipi o caca, se chupa el dedo cuando ya no lo hacía, vuelve a hablar como si fuese un niño de menor edad…
- Alteraciones en el apetito y/o el sueño
- Negación sistemática de los errores propios, culpando siempre a otro (generalmente el hermano)
- Aparición de conductas de tipo ritual que antes no estaban (no obstante, ojo en este caso, ya que las conductas de tipo ritual podrían deberse a otros motivos muy diferentes a los celos).
Todos estos comportamientos son algunas señales de alarma de
los celos infantiles. No obstante no quiere decir que sí o sí sean debidos a
celos y cabría valorar si se deben a otro tipo de problema.
¿Cómo se pueden
manejar los celos infantiles?
El mejor abordaje es la prevención.
Esto es, si va a nacer un nuevo bebé en casa, anticipar al niño/a o niños/as
que va a ocurrir
- Implicar al niño desde el inicio, comunicándole que va a haber un nuevo miembro en la familia pero que los querrán a ambos por igual.
- Aislar al niño de la madre el menor tiempo posible dentro de las circunstancias.
- Anticiparle que el nuevo bebé requerirá más cuidados pero que no por eso lo querrán más ni menos. Incluso, planificar cómo podría ayudar cuando llegue el bebé. En este contexto, es bueno implicar en cierta medida al hermano/a mayor en el cuidado del recién llegado, implicarle con él, fomentando su ilusión. Además, implicarlo en los cuidados del pequeño fomentará el vínculo positivo con padres y bebé.
Oras indicaciones que pueden servir tanto como para prevenir como para comenzar a actuar en caso de que estén apareciendo ya celos son las siguientes:
- Pasar tiempo con el/la niño/a: Compartir todos los días un momento únicamente padre-hijo/a o madre-hijo/a, exclusivo para él/ella. Si en un momento dado no se le puede atender, se le anticipará que jugaremos con el después porque ahora tenemos que cuidar a su hermano/a, pero que lo haremos.
- Reforzar comportamientos que impliquen cooperación, afecto o cuidado hacia el/la hermano/a: esto quiere decir que cuando el niño se comporte bien con su hermano/a, le cuide, jueguen juntos, coopere… Se le hará saber que lo hemos visto y se le alabará por ello. Por ejemplo, si cuando todavía es bebé el hermano o hermana mayor nos ayuda a bañarle, le diremos lo bien que lo ha hecho y lo que se lo agradecemos.
- Emplear modificación de conducta: Esto quiere decir, extinguir los comportamientos que tengan que ver con los celos (dejando de prestar atención) a la par que reforzamos comportamientos alternativos (prestar atención y elogiar al niño cuando por ejemplo, ayuda en los cuidados del hermano o hermana pequeño). Un buen manejo desde la modificación de conducta, con ayuda profesional cuando sea necesario, tiene buenos resultados para acabar con la conducta celotípica en los niños.
- No comparar y generar equilibrio entre hermanos: comparar nunca es buena técnica y menos entre hermanos. Con ello se conseguirá que uno se sienta inferior al otro y podría llevar a resentimiento y rivalidad entre ambos. En cambio, fomentar la autoconfianza reforzando de manera diferencial lo bueno de cada uno permitirá que ambos se desarrollen como son, sin afectar al vínculo entre hermanos. Esto se haría diciéndole a cada uno lo bueno que tienen, alabándolo y mostrando aceptación de estas características, aunque cada uno tenga una diferente.
- Fomentar el tiempo en familia y juegos en familia: generando un vínculo positivo entre todos sus miembros.
- Educar en valores de cooperación, solidaridad y altruismo: fomentar estos valores ayudará a incrementar la capacidad empática entre ellos y que se ayuden unos a otros. Podemos reforzar los momentos en los que cooperan y se ayudan para lograrlo.
- CONOCER EL ORIGEN DE LOS CELOS: si aparecen celos y se mantienen en el tiempo, saber por qué supone un punto clave. Intentar comprender la situación por completo del niño o niña y por qué han podido surgir, por qué ha podido desarrollarlos y mantenerlos, es un punto clave para establecer cómo manejarlos.
Por último, debemos tener en cuenta que la relación entre hermanos tiene su propio desarrollo. Es normal
que en algunos puntos pueda haber mayor rivalidad y distanciamiento que, con el
tiempo y salvo que se den situaciones problemáticas, podrá generar en mayor
complicidad y amistad entre ellos.
Si crees que podrías estar viviendo una situación de celos
infantiles problemáticos en casa, puedes ponerte en contacto con nosotras y te
orientaremos para tu caso en particular.
¡Estaremos encantadas de ayudaros!
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