¡Cuántas veces habré
escuchado de los papás frases como estas!: “no obedece”, “le tengo que repetir
las cosas mil veces y nada, como si oyera llover”, “parece que sea sordo, no
escucha”, “para lo que le interesa bien que obedece a la primera”. El objetivo de este artículo es que los
padres que os reconozcáis en esas frases introductorias, podáis poner en
práctica algunos consejos o medidas para solventar esos problemillas de
obediencia tan cotidianos.
¿Por qué desobedecen los
niños? Los niños y niñas no nacen desobedientes, la obediencia y la
desobediencia son conductas que se aprenden aunque el aprendizaje sea más
difícil en unos/as niños/as que en otros/as.
Muchos niños que desobedecen han aprendido que hasta que papá o mamá no me lo repite 6 o
7 veces, no obedezco. Por ejemplo: mamá desde la cocina, grita una orden:
“apaga la tele y haz los deberes”. Por supuesto, el niño o niña sigue haciendo
lo que le gusta sabiendo que mamá lo va a repetir varias veces más y sólo hasta
que oyen a mamá que llega al salón como un miura, es cuando obedecen. Tanto los
hijos como los padres, saben que eso se repite en la mayoría de veces que les
da una orden, por lo tanto, responden cuando ven que “ahora sí que va en
serio”. Lo habitual es que en ese punto la madre o padre esté echando humo por
la nariz, diciéndole al niño lo malo que es y lo mal que se porta y olvidando
que los padres somos los responsables de que el niño aprenda una manera
alternativa de comportarse.
Además,
en ocasiones, la desobediencia es un modo de atraer la atención de los adultos.
Los niños y las niñas deben obtener más atención por obedecer que por
desobedecer SIEMPRE.
Hemos dicho que los niños no
nacen desobedientes y que la obediencia y desobediencia es una conducta que se
aprende, así que, ¿cómo aprendemos a comportarnos?
Las conductas que los niños (y también
los adultos) muestran, dependen de las consecuencias que estas conductas
producen, es decir, los comportamientos o conductas que obtengan consecuencias
positivas, tenderán a repetirse en el futuro. Igualmente, las conductas que
producen consecuencias negativas, tienden a reproducirse con menor
probabilidad.
Este principio básico de aprendizaje
es el que seguiremos a la hora de modificar las conductas de desobediencia de
los niños.
•Desobediencia:
¿qué hacer?. Es necesario registrar durante un periodo de tiempo por ejemplo una
semana el número de veces que el niño o la niña se niega a obedecer. Si el niño
o la niña realizan el registro o colaboran en el mismo es mucho mejor para los
futuros resultados de la intervención.
-
Elegiremos las instrucciones o normas a las que
consideramos más urgente que obedezca.
-
Es necesario informar al niño o la niña de los
progresos en obediencia, trasmitiéndole confianza en que puede conseguirlo, y
que si le exigimos, es porque sabemos que puede hacerlo.
-
Plantear un plan de premios que podrá obtener por
obedecer (tiempo de juego, salidas o pequeños regalitos) y las consecuencias
negativas (castigos) que puede tener por desobedecer (eliminar un privilegio,
no ver TV...). Pero los reforzadores más importantes para niños y niñas son; el
cariño, la atención, las sonrisas y la aprobación de los adultos que le rodean.
-
La exigencia a obedecer debe ser gradual. Se debe
comenzar por cosas a las que le resulte fácil obedecer para que podamos
premiarlo/ a por ello sobre todo con nuestra atención, para que “le coja
gusto o le compense ser obediente”
-
.Asociar la obediencia a las tareas
cooperativas “yo escribo mientras tu haces las tareas, recogemos juntos...”,
Realizar actividades juntos no significa hacerlo por él o ella.
DAR ÓRDENES DE MANERA
ADECUADA
-
Distinguir órdenes de peticiones: las órdenes
están referidas a normas y responsabilidades básicas del niño; las peticiones
son más bien favores o caprichos personales, que de alguna manera pueden o no
cumplir.
-
Reducir el número de órdenes: se dan de una
en una, a mayor edad se pueden ampliar.
-
Orden clara: el niño tiene que saber
perfectamente lo que debe hacer
-
Dar la orden con seguridad y contundencia:
tono de voz firme, sin dar alternativas
-
Dar la orden cerca del niño, mirándole y
asegurándonos de que nos está escuchando
-
Si el niño no quiere o no obedece: no ceder
porque la próxima vez tampoco lo cumplirá. Obligarle adoptando medidas:
llamarle la atención (máximo tres veces) y si aun así no lo hace, adoptar
alguna de las medidas que exponemos a continuación.
MEDIDAS ESPECÍFICAS SI SE
INCUMPLEN LAS NORMAS O LAS RESPONSABILIDADES
1.
Recordar la norma o responsabilidad
2.
Regañar: con buenas palabras pero
contundentes y a la vez explicarles cómo esperamos que actúe.
3.
Sufrir las consecuencias.
4.
Sobrecorrección: repetir lo que no ha querido
hacer o reparar el daño realizado.
5.
Retirada de privilegios: suprimir
temporalmente objetos o actividades agradables.
6.
Tiempo fuera: retirar al niño a un sitio
aburrido, sin ningún estímulo, pero seguro y que no le de miedo. Estará tantos
minutos como años tenga. Previamente el niño debe conocer que el tiempo que va
a estar allí es limitado. Si se escapa,
se le hará volver y se le penalizará con
un minuto más. No comentar lo sucedido.
Os animo a que pongáis en
prácticas estas estrategias, aún si vuestro hijo es muy pequeño, ya que los
límites y las normas deben aplicarse en todos los niveles de desarrollo de los
niños.
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