Es más, algunos de esos miedos, puede ser que
todavía los mantengas.
Las personas, y sobre todo los niños tienen miedos muy
variados a lo largo de su desarrollo. Muchos de esos miedos son pasajeros, no
tienen gran importancia y pueden ser considerados propios de edades
determinadas.
El miedo tiene una función, si existe, es por algo: es una alarma
que nos avisa de que estamos en peligro y hace que no corramos riesgos
innecesarios y desde muy pequeños vamos aprendiendo que debemos alejarnos de
lo que es potencialmente peligroso, por
ejemplo, cuando gritamos ¡No! al niño que se acerca al enchufe.
Como hemos dicho, los miedos en
la infancia son muy comunes y en general, a la mayoría de niños les asustan las
mismas cosas: las personas desconocidas, los ruidos fuertes, la oscuridad, los
animales, las máscaras o disfraces, separarse de los padres,…podemos decir que los miedos más comunes según la edad son
los siguientes:
-
Entre los 0 y 2 años: ruidos fuertes, extraños,
separación de la figura de apego, animales, oscuridad, heridas.
-
Entre los 3 y 5 años: ruidos fuertes, animales
oscuridad, separación, daño físico, disfraces
- Entre los 6 y 8 años: separación, animales,
oscuridad, daño físico, seres imaginarios, tormentas, estar sólo, colegio
- Entre los 9 y 12 años: animales, daño físico,
tormentas, colegio, no tener buen aspecto físico, relaciones sociales, muerte
-
A partir de los 13 años: animales, daño físico,
colegio, aspecto físico, relaciones sociales, muerte.
Como vemos, es muy común que
nuestros hijos pasen por algún periodo de miedo a lo largo de su desarrollo y
muchos de ellos desaparecen por sí solos sin necesidad de tratamiento,
permitiendo al niño madurar, pero ¿cuándo debemos preocuparnos?.
Un miedo se considerará fobia
cuando ese miedo sea desproporcionado:
el objeto temido es inocuo, no tiene ningún peligro, no entraña objetivamente
amenaza, como sucede con la oscuridad. Otra manera de decidir si es fobia,
sería si la reacción ante el objeto es excesiva,
es decir, ante situaciones ante las que es normal sentir cierto
desasosiego, el niño muestra una reacción exagerada (por ejemplo chillar o
llorar inconsolablemente cuando va al médico). Y finalmente, cuando la reacción
es desadaptada:
produce malestar, síntomas desagradables, influye en el día a día del niño
y repercute en su desarrollo, en el ambiente familiar o en el rendimiento
académico (el típico caso de vómitos o diarreas ante los exámenes).
Es en esos casos, cuando el miedo
repercute en la vida del niño impidiéndole un desarrollo adecuado y alterando
su funcionamiento cotidiano, cuando hay necesidad de intervenir.
No podemos entrar en detalles de
cómo intervenir en cada miedo, pero aquí os dejo unas recomendaciones
generales:
En primer lugar, tenemos que
prevenir. Esto quiere decir que a pesar de que es muy probable que el niño pase por periodo en el que muestre algún miedo,
intentaremos no “meterle miedo”. Por ejemplo, es muy común que cuando el niño
nos pide ir a dormir a casa de los primos por primera vez, le digamos: “¿seguro que no tendrás miedo y
no llorarás?”. Y así con muchas cosas: esa peli te va a dar miedo, nooo
tranquilo que el dentista no duele, ¿A que llamo al coco para que se lleve los
juguetes que no has recogido?. Así que ya sabéis, cuidado, que los niños se
asustan.
En segundo lugar es importante
analizar nuestros propios miedos, ya que está comprobado que los miedos se
aprenden por observación de los padres. Es decir, si mamá tiene miedo a las
tormentas o los perros es muy probable que el niño aprenda que las tormentas o
los perros son peligrosos.
Si ya ha aparecido el miedo,
podemos hacer algunas cosas para ayudar al niño a vencer su miedo:
-
Ir por pasos: acercarse gradualmente al objeto
temido, tiempos cada vez más largos de exposición en la situación temida,
intensidades cada vez mayores,… es decir, haremos que el niño se exponga a lo
que le da miedo poco a poco.
- Los cuentos son otro recurso que normalmente son
muy efectivos con los niños. Podemos aprovechar cuentos específicos para el
miedo pero yo recomiendo que sea el niño quien elabore un cuento en el que
aparezca el miedo y el niño como protagonista. Esto es efectivo por dos
motivos: en primer lugar, el niño aprende a diferenciar entre imaginación y
realidad y por otro lado, se vence el miedo al ser el protagonista y decidir
vencerlo.
-
A través del juego también podemos ayudar a que
el niño haga frente al miedo. Los juegos en los que interpreta un personaje,
escenificar la situación, etc, nos va a servir de entrenamiento para que a la
hora de enfrentarse al miedo real, el niño se sienta mucho más seguro.
- Intentaremos dar mensajes de seguridad y ánimo
al niño, no despreciemos su miedo y le
reforzaremos con premios para que el niño sea consciente de su avance y de que
nosotros también valoramos su esfuerzo y mejora.
Como os decía al principio, que
los niños tengan miedo es muy normal, así que si vuestro hijo tiene miedo, no
os asustéis, tiene solución!!!
De todos modos, si tenéis algún tipo de duda, estaré encantada de orientaros.
Feliz fin de semana!
Los invito a visitar mi sitio que facilita el encuentro entre el psicólogo infantil y pacientes en busca de uno en www.psicologoinfantil.me
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