Toda separación supone un proceso de duelo y de readaptación
a nuevas circunstancias, suponiendo un cambio en la vida del niño que,
dependiendo de la edad, a veces puede resultarle difícil. La forma en la que la
pareja afronta y resuelve la situación es vital para el futuro bienestar
emocional tanto de ellos mismos, como
del pequeño. Si los padres son capaces de ir a una, es decir, dejar a un lado
sus diferencias y tener unas pautas de crianza únicas y consensuadas, siendo el
bienestar de sus hijos lo más importante, este cambio no tiene por qué ser tan
traumático.
Una de las tareas más complicadas cuando se ha tomado la
decisión, es comunicársela a ellos. Lo ideal, es que seamos los dos miembros de
la pareja los que les informemos juntos, y decirles que es una decisión tomada
por los dos. Es mejor que no entremos en conceptos legales, que lo hagamos de
forma sencilla y concreta, adecuándonos un poco a su edad, explicándoles cómo
va a ser la situación a partir de ese momento, con qué padre vivirán y cuál
será su hogar .Es importante transmitirles seguridad y tranquilidad, dejándoles
claro que la decisión no tiene nada que ver con ellos y que aunque se produzca la
separación el amor que sentimos por ellos no va a cambiar nunca. No es
necesario entrar en los motivos del divorcio, mejor ser concreto y limitarse a lo que tiene
que ver con ellos.
A nivel general, las pautas que podríamos establecer son:
-Evitar cualquier discusión delante de ellos y críticas hacia
el otro progenitor.
-No utilizar al niño como espía o mensajero para establecer
comunicación con la otra parte.
-Dar cariño y seguridad, pero sin olvidarnos de poner normas
y límites consensuados con nuestras exparejas. No contradecir a la otra parte
ni desautorizarla. Deben vernos sólidos y unidos al respecto.
-Tras el descontrol inicial con horarios y lugares, intentar
crear rutinas y hábitos para que la adaptación se produzca lo más rápidamente
posible.
-No caer en chantajes emocionales del tipo con mamá/papá estoy mejor, o con él sí puedo hacer esto.
Los niños suelen aprovechar la debilidad de los padres para
obtener lo que quieren, no son conscientes de esa manipulación realmente, pero
no podemos ceder en darles todo lo que quieren para ganarnos su afecto, por muy
vulnerables que nos sintamos en ese momento. No por darles todo lo que nos
pidan vamos a ganarnos su afecto.
Generalmente, aunque la separación de unos padres nunca es un
plato de buen gusto para un niño, y atravesará ese pequeño periodo de duelo, si
somos capaces de llevar el proceso de divorcio de una forma constructiva, lo
superará en poco tiempo y se volverá a establecer el equilibrio familiar. Sabemos,
que en algunas ocasiones el actuar como se debería es complicado, pero el
esfuerzo realmente merece la pena, porque estamos hablando de la felicidad de
nuestros hijos. Lo principal es tener paciencia, darles mucho cariño y comunicarnos abiertamente con ellos.
Si tenéis cualquier
duda al respecto, estaremos encantadas de solucionárosla, ya sabéis que nuestra
primera consulta es gratuita.